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El síndrome del intestino irritable (SII) es una afección gastrointestinal crónica muy común. El IBS no es inflamatorio y es diferente de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que es un término general para las enfermedades que incluyen la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Aunque el IBS y la IBD comparten nombres similares y ciertos síntomas, son trastornos distintos. La principal diferencia es que el IBS no causa inflamación del tracto digestivo, mientras que la IBD es una enfermedad autoinmune que causa inflamación que puede provocar daño intestinal, sangrado, pérdida de peso y desnutrición. El SII es un trastorno funcional, lo que significa que los síntomas físicos no tienen una causa identificable o conocida. Es posible que las personas con IBS no muestren signos clínicos de enfermedad y tengan resultados normales en las pruebas, pero su dolor y malestar son muy reales.
El síndrome del intestino irritable es mucho más frecuente que la enfermedad inflamatoria intestinal. El IBS afecta aproximadamente al 15% de la población mundial. Solo en los EE. UU., Más de 50 millones de personas tienen síntomas de IBS. Estos síntomas incluyen dolor abdominal, calambres, hinchazón, estreñimiento y diarrea. Los síntomas pueden ser provocados por ciertos alimentos, el estrés y los cambios en los niveles hormonales. Si bien la causa sigue siendo un misterio, se cree que la infección y la comunidad de microbios intestinales juegan un papel en el IBS. Cuando la dieta o los antibióticos hacen que su microbioma saludable cambie a un estado no saludable, es más probable que ocurran trastornos digestivos.
Dependiendo del síntoma principal, los pacientes con SII se clasifican en con constipación predominante, diarrea predominante o dolor predominante. Si bien algunas personas con síntomas graves pueden optar por tomar medicamentos, muchas pueden controlar sus síntomas mediante cambios en la dieta, reducción del estrés y otros cambios en el estilo de