En el futuro cercano, la mayoría de los países occidentales tendrán que hacer frente a las implicaciones económicas de las demandas impuestas por la creciente tasa de enfermedades musculoesqueléticas. Por lo tanto, existe una necesidad real de desarrollar más investigación y nuevas terapias. Los padecimientos osteoarticulares y las tendinopatías afectan tanto a los adultos mayores como a los jóvenes, son comunes y causan dolor intenso a largo plazo y discapacidad crónica, impactando negativamente en la calidad de vida e induciendo sedentarismo.
El problema está empeorando, ya que hay una mayor incidencia de los factores de riesgo, incluidos el envejecimiento, las lesiones traumáticas deportivas y las enfermedades metabólicas. La morbilidad y los costos financieros son muy importantes. El progreso crítico en las intervenciones biológicas novedosas podría satisfacer necesidades urgentes de salud, reducir costos y permitir a los pacientes reanudar un estilo de vida saludable y activo.
Durante la última década, ha ganado terreno el concepto de que las afecciones musculoesqueléticas crónicas, como la osteoartritis y la tendinopatía, están relacionadas con la cicatrización deficiente por la falla de uno o varios de los procesos celulares/moleculares involucrados. La carga económica y social de los trastornos musculoesqueléticos es un desafío, y las intervenciones biológicas en su forma actual no pueden satisfacer la demanda clínica de un tratamiento duradero.
Las nuevas tecnologías están haciendo posible lidiar con la complejidad intrínseca del mecanismo regenerativo. Sin embargo, las tecnologías destinadas a esto siguen siendo caras y limitadas.
Prefacio
En este contexto, el uso de plasma rico en plaquetas (PRP) y sus derivados es alentador. La sangre y sus productos son atractivos porque la sangre contiene factores biológicamente activos y es responsable de la hemostasia, la síntesis de nuevo tejido conjuntivo y la revascularización.
Los factores de crecimiento, y la inducción de una mayor liberación de factores de crecimiento, parecen mejorar el proceso de curación en lesiones crónicas y acelerar la reparación en lesiones agudas y crónicas.
El PRP se puede utilizar para mejorar la cicatrización de las articulaciones y los tejidos blandos y, a menudo, se recomienda como la mejor práctica para el tratamiento de las lesiones musculoesqueléticas.
Aún hay muchas preguntas sin responder en cuanto al volumen y la frecuencia más apropiados de las inyecciones, el período ideal entre inyecciones múltiples y el mecanismo por el cual se aprovecharía su efecto beneficioso. Bajo este panorama, Plasma rico en plaquetas en la práctica musculoesquelética ofrece algunas ideas sobre el uso de PRP en este campo. Está escrito por entusiastas que han realizado muchas investigaciones sobre el tema. Todos los autores reconocen que estamos al comienzo de un largo camino por recorrer. Todavía no sabemos por qué funciona el PRP, cuándo está contraindicado y por qué algunos pacientes responden maravillosamente bien, mientras otros no lo hacen en absoluto. Sin embargo, tenemos que comenzar, y este es el primer paso.