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El término cáncer se aplica a más de 100 enfermedades diferentes, todas las cuales tienen dos cosas en común. Como resultado del daño genético, las células normales se vuelven cancerosas y pueden crecer de manera descontrolada. Además, estas células pueden invadir otros tejidos, alterando y destruyendo las estructuras y órganos que infiltran.
Como ocurre con la mayoría de los cánceres, el melanoma se desarrolla debido a factores genéticos y de riesgo, como la exposición al sol, la mala alimentación, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la falta de ejercicio. Aunque los fundamentos del tratamiento (cirugía, radiación y quimioterapia) no han cambiado en muchos años, los avances en imágenes, diagnóstico y métodos sofisticados para administrar terapias han mejorado enormemente su efectividad. Además, ahora se están poniendo en práctica los avances en inmunoterapia. Como resultado, muchos de los que desarrollan cáncer tienen una probabilidad mucho mayor de recuperación y la mayoría sobrevivirá a la experiencia.
Si bien el melanoma no es la forma más común de cáncer de piel, es la más precaria. Ocurre cuando sus melanocitos (células productoras de pigmento) mutan y se vuelven cancerosos. Revisar sus lunares y pecas es una forma muy importante de diagnosticar el melanoma. Si ve lunares o pecas asimétricos, ásperos en los bordes, multicolores o que cambian de apariencia, debe visitar a su médico. Limitar la exposición al sol, cubrirse la piel y aplicar protector solar también minimizará el riesgo de contraer melanoma.