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Millones de personas se rompen un hueso cada año, y la mayoría de nosotros lo haremos en algún momento de nuestras vidas. Para los jóvenes, una muñeca rota es lo más común. Para los ancianos, las mayores preocupaciones son las fracturas de cadera, antebrazo y vértebras.
Los huesos protegen los órganos internos, almacenan minerales y dan estructura a su cuerpo. Están formados por un intrincado edificio de tejido mineralizado depositado por células óseas u osteocitos. Aunque fuera de la vista, los huesos están vivos y deben tratarse bien. Llevará una vida esquelética más feliz cuando haga ejercicio y coma alimentos ricos en calcio y vitamina D. Sus 40 mil millones de osteocitos pueden vivir durante décadas, pero los huesos se debilitan con la edad. A medida que su cuerpo descompone el hueso viejo y lo reconstruye con material más fuerte, se pierde algo de materia ósea. La osteoporosis es la afección en la que los huesos se debilitan y son más susceptibles a romperse. En todo el mundo, la osteoporosis afecta a cientos de millones de personas y causa cerca de 10 millones de fracturas al año. Para los mayores de 50 años, esto ocurre en el 30% de las mujeres y el 20% de los hombres.
Cuando se rompe un hueso, los profesionales médicos lo inmovilizarán con un yeso o un aparato ortopédico hasta que sane. También existen muchos procedimientos modernos para reposicionar huesos desplazados. En la antigüedad, sin embargo, las técnicas eran mucho más toscas. Un cirujano usaría sus manos para juntar las partes fracturadas. Los fragmentos que perforaron la piel simplemente se empujaron hacia el cuerpo o se extrajeron. Por supuesto, esto se hizo sin analgésicos. La anestesia se inventó en la década de 1840, creando años asombrosamente maravillosos para los huesos rotos.