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La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son enfermedades crónicas caracterizadas por la inflamación del tracto digestivo. La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un término general que incluye estos dos principales trastornos intestinales. La EII a menudo se confunde con otra afección gastrointestinal común conocida como síndrome del intestino irritable o IBS. Aunque el IBS y la IBD comparten nombres similares y ciertos síntomas, son trastornos distintos. La principal diferencia es que el IBS no causa inflamación.
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa están marcadas por una respuesta inmune anormal que involucra una interacción entre genes, factores ambientales, el sistema inmunológico y una alteración en el microbioma intestinal. Estas enfermedades tienen muchos síntomas similares que incluyen dolor crónico, diarrea, pérdida de peso y fatiga. Las diferencias incluyen la ubicación (la enfermedad de Crohn no se limita al intestino) y la forma en que cada enfermedad responde al tratamiento. Los medicamentos, los cambios en la dieta y las cirugías son estrategias de manejo de la enfermedad, pero los pacientes experimentarán períodos de remisión y recaída.
La enfermedad inflamatoria intestinal ha existido durante siglos, pero en las últimas décadas las tasas se han disparado a millones de pacientes. Los científicos están investigando causas y nuevas opciones de tratamiento. El microbioma intestinal es un tema fascinante de esta investigación. Ningún microbio tiene la culpa, más bien la comunidad de microbios puede haber cambiado a un estado insalubre. Los pacientes con EII tienden a tener un microbioma intestinal menos diverso y menos estable que las personas sanas. La EII se asocia con menos microbios antiinflamatorios, como B. fragilis, y más especies inflamatorias que provocan el sistema inmunológico, como las cepas invasoras de E. coli. Un día, pronto, podremos restaurar una buena salud digestiva manipulando el microbioma personal de cada paciente.