La célula madre milagrosa es la soñadora del cuerpo: puede crecer para ser lo que quiera ser.
La mayoría de las células del cuerpo son expertas en funciones específicas, como generar impulsos eléctricos en el cerebro o transportar oxígeno a través de la sangre, ¡o digerir su almuerzo! Sin embargo, las células madre son células muy especiales porque no tienen otra especialidad que la de permanecer listas, dispuestas y capaces de convertirse, algún día, en lo que sea necesario.
En los primeros días de la vida de una persona, por supuesto, se requiere una gran cantidad de trabajo de construcción celular de inmediato para armarlo. Las células madre entran en acción, diferenciándose en la miríada de células que te hacen ser quien eres. Se les llama pluripotentes porque pueden diferenciarse en cualquier cosa que deseen.
Pero como Peter Pan, algunas de estas células madre embrionarias no quieren ser nada más que lo que son. Se niegan a crecer y eligen permanecer como células madre incluso cuando el adulto crece a su alrededor.
La mayoría de estas células madre adultas (o somáticas) eventualmente se diferencian en células especializadas, aunque para entonces su imaginación las limita a convertirse en células como el tejido donde viven, reparando diligentemente cualquier daño que haya ocurrido a lo largo de la vida.
Pero algunos no lo hacen, y a los científicos les encantaría engancharlos para descubrir qué los motiva. De hecho, los científicos ya han descubierto cómo hacer que las células madre somáticas sean más parecidas a las de un niño, restaurando sus poderes pluripotentes.
Porque si las células realmente pueden convertirse en lo que quieran, la tentadora posibilidad de la eterna juventud realmente existe.