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El asma es una enfermedad respiratoria crónica que afecta a personas de todas las edades. Es la enfermedad crónica más común entre los niños. En aumento y a menudo infradiagnosticado, el asma afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo. El asma causa inflamación de las vías respiratorias que transportan oxígeno dentro y fuera de los pulmones. Las vías respiratorias se vuelven sensibles a los alérgenos y otras irritaciones, se inflaman y provocan ataques de asma. Los síntomas incluyen tos, sibilancias, opresión del pecho y dificultad para respirar. Un ataque severo puede hacer que las vías respiratorias se cierren tanto que los órganos no reciban suficiente oxígeno.
Los diferentes tipos de asma se desencadenan por diferentes factores. El asma alérgica es provocada por polen, moho, ácaros del polvo, caspa de animales u otros alérgenos. La broncoconstricción inducida por el ejercicio ocurre al practicar deportes o hacer ejercicio. Otros tipos incluyen asma de inicio en la edad adulta, ocupacional y no alérgica. Si bien no existe cura para el asma, los síntomas se pueden controlar con medicamentos y un plan de manejo. Los medicamentos de alivio rápido aumentan el flujo de aire y detienen los síntomas cuando ocurren. Los medicamentos de control a largo plazo se toman a diario para prevenir los síntomas.
El asma a menudo comienza durante la niñez. Los que corren mayor riesgo son los niños pequeños que tienen infecciones respiratorias, alergias, eccema o padres con asma. Los adultos pueden desarrollar asma por el contacto con productos químicos industriales o polvos. Los científicos creen que hay factores genéticos y ambientales involucrados en la aparición del asma, pero las causas exactas siguen siendo un misterio. La hipótesis de la higiene es un área de investigación fascinante. El énfasis del mundo moderno en la limpieza y el saneamiento ha reducido las infecciones infantiles, lo que en su mayoría es algo bueno. Sin embargo, esto también significa que los niños tienen exposiciones ambientales reducidas, lo que afecta la forma en que se desarrolla su sistema inmunológico. Esto puede llevar a una disposición a desarrollar alergias y un mayor riesgo de asma. ¡Quizás todos deberíamos pasar más tiempo jugando en la tierra e interactuando con microbios!